En los últimos años, Oporto se ha convertido en uno de los destinos de moda. Ha pasado de ser una ciudad casi desconocida para la mayor parte del mundo a una habitual de listas de lugares que hay que visitar, desplazando en muchos casos incluso a la capital, Lisboa. Si has estado, seguro que entiendes por qué: es muy, muy bonita, el clima suele ser agradable y los precios, aunque con todo este boom turístico han aumentado, siguen siendo bastante atractivos.
Pero la ciudad del Duero no es lo único que vale la pena visitar en el norte de Portugal. Si ya has visto todo lo que hay que ver en Oporto o si vas a estar varios días y quieres también hacer alguna excursión y conocer mejor la zona, esto es para ti. ¿Qué ver en los alrededores de Oporto? Te lo contamos en Skyscanner.
¡Vuela ya a Oporto!1. Vila Nova de Gaia
Muchos turistas creen que es parte de Oporto, pero no es así: lo que está al otro lado del río, famoso principalmente por sus bodegas y por su teleférico, es en realidad un municipio distinto. Llegar es muy fácil: no tienes más que cruzar el puente de Luis I, algo que puedes hacer a pie (muy recomendable, pararás a cada paso para contemplar el paisaje y sacar fotos) o en autobús. También puedes llegar en metro o tranvía. Una vez allí, lo imprescindible es visitar alguna de las bodegas (hay varias por toda la ribera). Te explicarán todo el proceso de elaboración del vino de Oporto y su historia y, por supuesto, habrá una cata al final. Pero hay más cosas que ver en Vila Nova de Gaia: pasear por la orilla y ver los barquitos —los rabelos— e, incluso, dar una vuelta en uno, visitar el monasterio Serra do Pilar (en la parte alta) y, si te apetece, coger el teleférico para evitar el ascenso empinadísimo hasta el inicio del puente (puedes cruzar también por abajo, pero es menos bonito).
2. Matosinhos
También muy cerca y sin llegar a abandonar la zona de influencia urbana de Oporto, Matosinhos es un lugar que muchos turistas dejan de lado. ¡Error! Es el destino playero por excelencia de la ciudad —sus playas son largas y preciosas—, pero si quieres algo más que pasarte el día en la arena (un consejo, lleva algo para el viento), sigue valiendo la pena. El santuario do Bom Jesús de Matosinhos es una iglesia bastante espectacular del siglo XVI (aunque sufrió varias reformas) y el monasterio de Leça do Balio, del siglo XIV, es también muy valioso arquitectónicamente. Además, un poco antes de Matosinhos está el acuario Sea Life, genial si viajas con niños a Oporto. Y no olvides lo más importante de Matosinhos: comer. Date un homenaje de sardinhas a precio increíble (o de cualquier otro pescado, hay muchísimos restaurantes muy ricos). A Matosinhos puedes llegar también en transporte urbano o alquilar una bici e ir por toda la ribeira.
3. Vila do Conde
Ya nos salimos de verdad de Oporto (aunque no del distrito): a menos de 30 kilómetros al norte de la ciudad, Vila do Conde es un lugar que una vez más muchas veces se pasa de largo. Si se para, es por una razón nada desdeñable: su playa. Pero no te quedes ahí. Vila do Conde es un típico pueblo del norte de Portugal lleno de patrimonio histórico y cultural: el monasterio de Santa Clara, un poco a las afueras y que domina el entorno al estar sobre una colina, desde donde es muy fácil llegar al centro simplemente siguiendo el impresionante acueducto, construido en el siglo XVIII y el cuarto más bonito del mundo según National Geographic. Callejea por el centro, pasea a la orilla del río Ave, visita la iglesia Matriz y, como siempre en Portugal, come.
4. Braga
Un poco más al norte y hacia el interior, a medio camino entre Oporto y Galicia, está Braga, una ciudad que está siendo redescubierta por el turismo en los últimos meses y ha sido escogida segundo mejor destino europeo para 2019 por Best Destinations. Y no faltan razones: está llena de edificios barrocos y espacios multidisciplinares contemporáneos, verás restos romanos en los lugares más inesperados… Es imprescindible subir al monasterio Bom Jesus do Monte en su antiquísimo funicular (¡es de 1882!). Y aunque la importancia que tuvo la ciudad como centro religioso en el pasado está presente en cada rincón, no todo es antiguo: Braga es una de las ciudades creativas de la Unesco, seleccionada en el campo de las artes digitales, lo que significa que durante todo el año hay programación de instalaciones artísticas, exposiciones, festivales… Puedes ir en tren, autobús o coche de alquiler.

5. Guimarães
Muy cerca de Braga (de hecho, puedes visitar las dos en un día, aunque recomendamos dedicarles más tiempo) está Guimarães, la cuna de Portugal. Lo es porque fue aquí donde nació Alfonso I, el primer rey de Portugal, y donde se enfrentó y venció a su madre. Por eso en la muralla verás la frase Aquí nasceu Portugal muy grande. Pero hay más razones para pasarse por aquí, como que su casco histórico es Patrimonio de la Humanidad. La lista de cosas que ver y hacer en Guimarães es casi eterna, pero aquí van las más importantes: el castillo medieval (siglo IX), el palacio de los duques de Braganza, el Largo da Oliveira (la plaza central)… Callejea y piérdete. No te arrepentirás.
6. Valle del Duero
Si la visita a las bodegas en Vila Nova de Gaia te deja con ganas de más, conocer el valle del Duero te enamorará. Este paisaje cultural, Patrimonio Mundial de la Unesco, se extiende a ambas orillas del río, llenas de viñedos en bancales y terrazas, con pueblos pintorescos como Peso da Régua o Vila Nova de Foz Côa, bodegas con vistas como la Quinta do Vallado y maravillas como el santuario de Sao Salvador do Mundo (diez pequeñas ermitas repartidas por el monte). Por supuesto, las catas de vino serán uno de los puntos fuertes de la ruta, pero incluso si te saltas esta parte el valle del Duero puede convertirse en tu nuevo lugar favorito. Puedes hacer el recorrido en tren desde Oporto, en crucero por el Duero (muy bonito, pero menos flexible a la hora de explorar la zona) o, lo mejor, en coche.
7. Aveiro
Repetir tanto lo de que es la Venecia portuguesa hace que a veces los viajeros se queden algo decepcionados. Aveiro es una ciudad de canales muy bonita, pero mejor olvida las comparaciones; su encanto es distinto. Lo primero que te llamará la atención por sus canales son esa especie de góndolas de colores vivos, los moliceiros, en los que por supuesto puedes hacer un recorrido turístico. Las casitas de colores de los pescadores en el barrio de Beira Mar te darán para mil fotos, al igual que el casco histórico, lleno de iglesias cubiertas de azulejos azules, una estampa muy portuguesa. Vale muchísimo la pena la Casa Major Pessoa–Museu Arte Nova de Aveiro, un museo de art nouveau, sobre todo, por el propio edificio (el museo en sí no es gran cosa). La playa de Costa Nova es famosa por sus casitas pintadas con rayas verticales. Prepara la cámara.
¿Estás preparando ya tu viaje? ¿Lo has alargado para no perderte nada de lo que hay que ver en los alrededores de Oporto? Lo mejor es que está muy cerca y puedes —y querrás— volver una y otra vez.
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Un artículo de Ana Bulnes para Skyscanner
