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Brest, el puerto más oriental de Francia

Por su situación Brest ha sido siempre codiciada estratégica y militarmente. De origen romano, ya fue fortaleza del imperio, más tarde en el siglo IX, se construyó su famoso castillo. Dominada por los ingleses y recuperada más tarde por los franceses como puerto principal de su marina real, siempre fue un bastión que incluso en tiempos de la 2ª guerra mundial se convirtió en base de los submarinos alemanes. Hoy en día es una ciudad casi completamente reconstruida, poblada por una generación joven que pretende situarla en vanguardia.

El principal atractivo de Brest, es su Castillo. En la desembocadura del río Penfeld en medio de uno de los puertos navales más importantes del mundo. Pasó de ser fortaleza romana a ciudadela medieval. En diecisiete siglos ha canalizado la historia de la ciudad. Otro de los imperdibles de este puerto bretón es su Museo de Bellas Artes, uno de los más prestigiosos de Francia. Date un paseo hasta la Torre Tanguy y disfruta de la mejor vista de esta ciudad de piedra gris y verde botella. El Centro Oceanopolis es otro de los imperdibles de Brest, tres pabellones que dividen la fauna marina del planeta.

Entra en el buscador de vuelos de Skyscanner y ven a saborear la excelente gastronomía de la región de Finisterre francesa. Pescado fresco del Atlántico, carne de excelente calidad y los famosos Crepes (tanto dulces como salados), son la oferta principal del menú bretón. No te pierdas la sidra local como acompañamiento de cualquier vianda.

Como buen pueblo celta, el bretón atesora una herencia musical de siglos. En el centro de Brest, existen varios pubs típicos con escenario y música en directo hasta altas horas de la noche. Déjate seducir por la magia de las gaitas, el tambor y las dulzainas.

La mejor época para venir a Brest es sin duda alguna el verano, pero tampoco desdeñes la primavera si te puedes escapar.